En México, el tema de la
gestión escolar ha tenido un impulso importante desde el Acuerdo Nacional para
la Modernización de la Educación Básica, que reconoce a la escuela como el
centro del sistema educativo; posteriormente, se vislumbró la importancia de la
planificación en la escuela y surgió un proyecto de cooperación mixto
México-España denominado La gestión en la escuela primaria, cuya herramienta de
planeación fue el Proyecto Escolar orientado a resolver problemas; su premisa,
la intervención pedagógica a partir del reconocimiento de un problema principal
ubicado en el ámbito del aula y la enseñanza. Este proyecto propició
conversaciones sobre nuevos temas, como el trabajo colegiado, el liderazgo y la
importancia de la participación de los padres de familia en el centro escolar,
entre otros.
Por ese tiempo, en
diferentes niveles educativos surgieron planteamientos y formas de planeación
alternativos, tales como el plan de mejora, planeación para la calidad total,
proyecto operativo de centro y proyecto institucional, entre otros, lo cual
contribuyó en gran medida a la gestación del pec y de su propuesta educativa.
De
esta manera, en El modelo de Gestión Educativa Estratégica emerge
una propuesta innovadora con la firme intención de transformar la organización
de las escuelas, con un enfoque estratégico.
Un modelo es un conjunto de
representaciones de la realidad, elaborado para facilitar su comprensión y
estudiar su comportamiento, asociado con el conocimiento previo y la
experiencia. Ésta es subjetiva, en tanto su conocimiento es concreto, porque
refiere a una situación que puede inferirse desde premisas y supuestos; para
ser comprendida por un número mayor de personas, es necesario darle forma y
sentido.
Un modelo educativo es,
entonces, una representación de carácter conceptual de la compleja realidad
educativa, que surge a partir de aproximaciones sucesivas a las interacciones y
prácticas que ocurren en ésta; permite comprender una parte de esta muy diversa
esfera, por lo tanto, requiere de un esfuerzo de clasificación, cualificación y
recuperación de elementos comunes en un grupo altamente representativo, que
pueda ser trasladado para su aplicación en escenarios similares, dada su
naturaleza genérica.
En su conjunto, el modelo
facilita el conocimiento de los componentes que lo integran y propicia la
mejora de la práctica a través de la selección e implementación de elementos
pertinentes para discernir la naturaleza de interconexión entre la teoría y la
práctica, en un ciclo continuo entre las representaciones de la realidad
educativa y su posible transformación. El modelo antecede y precede a la
práctica, pero al mismo tiempo, la práctica recrea y genera nuevos modelos;
construyéndose una secuencia y relación recíproca.
El mgee surge en un momento
coyuntural de política educativa con el fin de superar los obstáculos para el
logro educativo identificados en el sistema educativo nacional. En esta
circunstancia se contemplaron con precisión las capacidades de autogestión de
los actores en los distintos niveles educativos; con el propósito de impulsar
niveles más altos de autonomía en los colectivos escolares y potenciar la toma
de decisiones, la implementación de estrategias de mejora en su contexto y
desde su propia intervención en escenarios de corto, mediano y largo plazo.
La naturaleza flexible del
Modelo, hace posible un compromiso serio por la acción educativa, que es
compleja, singular e incierta, y necesita ser sintetizada, abstraída y
esquematizada mediante los elementos que más le caracterizan. En este sentido,
el mgee aporta sus componentes, su proyección y sus significados; así como la
posible correlación entre éstos, en un intento por poner en marcha nuevas
formas de hacer en educación. Es decir, imprimir una cultura de transformación
constante y progresiva de la gestión educativa, escolar y pedagógica que
decante en otros resultados de logro educativo; que tenga su razón de ser en
las escuelas y en los colectivos, donde lo cotidiano transcurra en un clima
organizacional, innovador y abierto al aprendizaje para poder desarrollar la
tarea fundamental de formar para la vida.
El mgee consideró aspectos
de los movimientos internacionales de reforma para la calidad educativa, como
el de eficacia escolar y el de mejora de la escuela, para concretarse hoy en el
movimiento de transformación de la escuela por la eficacia y la mejora.
El movimiento de eficacia
escolar se basa en los resultados de aprendizaje de los alumnos y en los
factores del centro escolar que coadyuvan al logro de dichos resultados, en el
supuesto de que los estudiantes pueden alcanzar el máximo nivel posible de
aprendizajes, a pesar de los factores externos a la escuela.
El de mejora de la escuela
se centra en la relación entre los profesores y la cultura escolar para generar
estrategias de mejora, a través del trabajo conjunto. Su enfoque se sostiene en
la capacidad de la escuela para generar su propio cambio y mejorar los
resultados de los alumnos.
Y el de transformación de la
escuela por la eficacia y la mejora, busca promover la capacidad de cambio y
transformación de la escuela, a partir de una concepción amplia de los
resultados educativos de los alumnos y al centrar la innovación en la mejora de
los procesos de aula. En este caso, se observa la transformación de
arriba-abajo, del sistema como soporte institucional a la innovación de la
escuela y desde ésta al sistema educativo como generadora de propuestas de
cambio. Se suman premisas como la profesionalización de los actores educativos,
la implicación de la comunidad y la planificación del cambio.
La premisa del primer
movimiento es hacer lo mismo pero más; la del segundo, hacer lo mismo pero
mejor; mientras que el tercero plantea hacer cosas diferentes para obtener
resultados distintos. Es precisamente este último fundamento el que recupera el
mgee, que concibe al cambio como un proceso, no como un acontecimiento y, como
tal, requiere ser pensado, planificado, desarrollado y valorado
permanentemente.
El propósito fundamental del
mgee es asegurar progresos constantes en las formas de gestión para potenciar
las condiciones que detonen mejores resultados de logro educativo,
desarrollando competencias colectivas y prácticas innovadoras de gestión
institucional, escolar y pedagógica, donde cada actor asuma su compromiso con
la calidad educativa.
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